24/5/07

Hay dolores oscuros que te rompen






Hay dolores oscuros que te rompen por dentro
y te nublan del todo el horizonte;
aunque en silencio vivas
y lamas en silencio las heridas;
aunque en silencio llores y maquilles
de accidentes fortuitos las señales
que en el rostro del alma te dibujan
los golpes indecentes del silencio.
Hay dolores oscuros
Que te rompen por dentro
y aniquilan las luces
de los días y aceleran
la noche que te nubla y te ciega.
Hay dolores oscuros
Que te rompen por fuera

y aniquilan del todo la mirada
que se esconde en los cuévanos sombríos
Que endiosa la vergüenza.
Sufrir en silencio es sin embargo
renunciar al vuelo del aire que te habita.
La mayor crueldad
La tiene este dolor que duele mar adentro
Es la lágrima inútil que se pierde
hueca y sin sal por la garganta
del silencio cobarde que nos ata.
Odio la impotencia callada de la víctima
que esconde hematomas de tortura tras mentirosos espejos de silencio.
Pero odio más la tormenta cruel que anochece para siempre
las almas de los niños castigados,
como duele también la tercera persona:
“yo sufrí malos tratos” no es lo mismo
que "en silencio sufrió los malos tratos”.
Hay dolores oscuros que te rompen por dentro:
Solidarios lamentos silenciosos
Que nadie nunca escuchará en mis labios
Solitarios, sedientos, castigados.



11/5/07

EL DULCE LAMENTAR DE DOS PASTORES Brindis

Me llama Tina o llamo a Tina, tanto monta,
para hacernos llegar algún beso de espuma compartida
mar adentro del tiempo y del cariño.

Reposa su sueño renovado, dices,
esa voz que prologa el eco de tu sangre.

Mientras velas su sueño al pie de la esperanza
-¡Ha llegado a hasta ti, no la despiertes!- te propongo
gozar con vino de ribera un brindis
reposado de sangre enfebrecida:
"¡Por lo hijos que vuelven cuando vuelven!
Por los hijos
que viven su aventura;
por los hijos
que ritman nuestros actos
en esta Comedieta en que escribimos los surcos de la vida;
por los hijos
que olvidan lo que viven y viven sus olvidos
como broncas mareas enjauladas;
por los hijos
que en el fondo nos saben y nos guardan
sin saber desprenderse del todo de nosotros;
¡Por los hijos, amiga, por los hijos!
Porque duele su ausencia como un parto,
bebamos su presencia en el remanso
del tiempo recobrado:
no me podrán quitar el dolorido
sentir si ya del todo
no me quitan primero los sentidos.
Y pues sabemos latir espumas de mareas y palabras
tenemos el sentir que nos permite
levantar de nuevo nuestras copas
por la voz que nos dobla a nuestro lado.
Por los hijos
mi amiga,
Por lo hijos

6/5/07

Todo fluye













Todo. Sí. Todo. Hasta el silencio.


Casi sin que nos demos cuenta ha llegado la luz de la primavera. de esta nueva primavera.
Todo es sol y color,
todo nostaljia, así, como el poeta
se empeñara en decirnos:
todo sol, todo color... todo perfecto...
Pero el cielo de golpe se oscurece y compacta
y se levanta
llorando enormes gotas grises de ozono,
sinestesia sensual de besos imposibles.
Todo fluye...
hasta el silencio y los silencios. Aunque sepa que tus ojos contemplan -eso has dicho- el cambiante fluir
de estos labios jironados en palabras azules y silencios...
Sus silencios
que duelen cada tarde en la arena imposble del recuerdo;
y el olímpico silencio de hernosa cazadora
que llora desencuentros en las islas perdidas de su Egeo;
y el silencio del silencio que repica en la aurora
cuando prentendo a veces inducir mis ojos a la vida
inutilmente.
Luego Marta,
hija tal vez de Marte
en la tranquila noche de las ondas,
sueño también, secreto, inconfesable,
que sabe quién es y que promete, dices,
leer en esta casa endeble de palabras
que comparto a ciegas y con nadie .
Me he perdido, por buscarte, en la negra autopista del caos infinito
que nos puso en contacto, sin saberlo o sin quererlo;
mientras ciego buscaba, tropecé con palabras de rimas consonantes
y supe que la voces a veces se laurean
y se visten de premios:
como espadas, como labios, en un basto dominio de retratos con nombre
porque venden su casa en Verlingtonia ¿lo sabías?
porque venden su casa;
y cómo duele la muerte cuando el tiempo predica los olvidos!
Yo sigo, poetisa de diálogos de noches en antena,
sin saber quién soy y sin pararme, como el agua pausada de mi río,
siempre igual y siempre nuevo,
cambiante en mis recuerdos de mañana.
Todo fluye, hasta el silencio;
Todo se va, tal vez, hasta el olvido.