25/6/07

Fuego






Esta noche de fuego y de deseo
he soñado, también, al borde doloroso
de la ausencia,
al borde mismo
de la soledad, al borde
imposible del eco de los nombres
que devuelve, implacable, el silencio de la llama.

Al borde mismo del abismo
he soñado esta noche
de fuego y de deseo.
El crepitar augusto de las llamas
me ha cantado su prístina armonía
de voces de colores
en el nódulo mismo, en el místico nido
de la soledad que inundan muchedumbres asombradas,
en el calor sin nombre de la hoguera,
ante el agrio dolor de las bellezas anónimas
que lloran el final de su reinado,
ese final ineluctable, azul
de un sueño de reino por un día.
He escuchado tus voces, hijo de Vulcano,
dios de un fuego implacable
estremecido de adioses que abandonan
la barca que me arrastra sin rumbo,
en singladura solitaria de días y misterios,
hacia la negra fuente de carontes sin nombre y sin recuerdos:
todo remar, remar sin tino y sin destino,
sin nombre y sin recuerdos, sin historia y sin ayeres ni mañanas;
solo silencio y crepitar de adioses como llamas
que me abrasan sin fin y sin sentencia.
¡Si al menos anulase los sentidos este fuego
que contemplo y me quema
solo la piel, curtida ya de tanto surco de años y de nada!
¡Si al menos la ceniza amarilla de este fuego
permitiese soñar mañanas y horizontes!
Si al menos un solticio de aire
se augurase en este fuego de oropeles
y figuras pintadas y esculpidas
de quimeras ascendentes.
Si al menos la voz se permitiese
en este oscuro concierto de llamas y colores.
Si al menos la voz... ¿qué voz? fue solo un sueño acasotu palabra,
como lo es el fuego que calienta tus arrugas
esta noche de fuego sin historia.
Fuego en San Juan.
Silencio.
Solo el grito del fuego
que amenaza la noche y la redime
de fugaces estrellas...
y de sueños.


12/6/07

Me llama el mar

















Me llama el mar con su cantar de espumas
como si nueva Alfonsina me mirase
empujado al vacío de las olas.
El mar, siempre el mar, desde la tierra adentro
que me viera nacer en el remanso seco de Castilla.


Hablar azul desde la orilla
en diálogos constantes de ondas repetidas
hasta apender a ser el marinero
que a veces sueño
en la bitácora roja de la arcilla.
Armonía imposible de las fuentes
-que las olas renuevan en la arena-
en que tirado el corazón rima nostalgias
en las que brota ocre el humedal de los recuerdos.
Soñar que sueña el alma en la ribera
es más cruel que la cuerda locura de los días,
más negra que la sima que aguarda

bajo la ingenua pisada de los días
y los meses
y los años.
¡Saberse náufrago
gris de arena mancillada en cada playa
cada tarde que pinta sobre el borde mismo de la vida
con pincel de sombra el calendario
implacable que nos hace
recuerdo, ayer, nostalgia pura!
Me llama el mar
con su cantar de arena para llenar de silencio
el almanaque sin luz que desde ayer contemplo
hecho solo recuerdos en pretérito imperfecto.
Me falta la voz que enlaza el adn
con la historia posible de un mañana
en cadena de este hoy, borroso, en que me incita
el mar con su cantar de espumas
para el salto en azul de verso alejandrino
que dijera Rubén fatal en piedra dura.

5/6/07

Si Don Quijote viviera...






Si Don Quijote viviera,
yo sería, con permiso, su escudero,
que buen caballero era.


¡Mirad señor: son gigantes
no molinos productores!
Algún mago poderoso
ha querido transformar a nuestros ojos
sus brazos descomunales
y sus piernas desiguales...
pero abrid, señor, los ojos y mirad que son gigantes
¿No veis acaso formados
sus escuadrones de guerra
ocupando el horizonte mientras llueven amenazas con sus brazos?

No os engañéis, Don Quijote,
no son fábricas modernas,
ni alternativa ecológica;
no generan energía,
ni son molinos de viento, ni son, señor, invenciones de mi loca fantasía...
son verdaderos gigantes,
cuyas voces escuchamos ululando con el viento;
descomunales engendros
que amenazan con sus armas
y nos empujan, señor,
a desiguales batallas.
"Non fuyades malandrines,
gente cobarde al servicio
de la mentira, falsarios,
dad la cara que aquí llega
este azote de la andante
caballería manchega, dispuesto a enfrentarse a todos en batalla desigual...


Pero no os volváis, caballero, no me dejéis, Don Quijote,
Flor andante de la fiel caballería, son gigantes
y no molinos de viento,
pero algún mago su enemigo habrá mudado su imagen
y os parecen apariencias;
No me dejéis mentiroso,
señor, no os ceguéis los ojos, que yo soy vuestro escudero...


Si Don Quijote viviera,
que hace tiempo que no vive,
yo sería su escudero.


¡Qué buen caballero era!