4/4/07

machadiana

La mano del poeta invita otra vez al banquete de nuevas sensaciones. La poesía vive en cada recodo del camino, que blanquea serpeando en la tarde y avanza, hasta enturbiarse y desaparecer. De nuevo los versos evocados, de nuevo los ensueños compartidos, de nuevo las rimas que definen gritos ahogados de esperanza.
Con las lluvias de abril y el sol de mayo.
Algunas ramas verdes le han salido.

Otro milagro de la primavera

Escribir esta especie de diario es como pasear el atardecer cuando el sol y luz ya no queman, cuando el aire se carga de esencias misteriosas de día, derramado ya en recuerdos vividos, en esencia de frutos de la tarde, en nostalgias de tiempo.
Ay, primavera soriana en esta ribera azul de suaves espumas mediterráneas que también saben obrar, a veces, prodigios y milagros.
Ha caído la noche mansamente y la anchurosa paz de la larga planicie negra del mar contagia mis ojos del opaco silencio de la espuma dormida.
Quiero anotar, también, en mi cartera, la gracia verdecida de tu voz hecha palabras y aire y espacio y tentación de vida que tantea ciega, sin saber muy bien adonde va, pero latente y viva.
Tu voz, la gracia de esa rama primaveral y nueva que me invita a soñar en un alba que aguarda no se dónde ni cómo, pero auroral y misteriosa.
Machadiano soñar que huele a primaveras.


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