11/3/07

sin título

No se si será posible introducir aquí un comentario. Pero marche el intento...
Cae el silencio de la noche, roto solo por el monótono rimero de blancos de espuma de las olas que presiento, casi a mis pies, enjutos sin embargo.
Solo ecos esparan en cada vuelta del camino;ecos lejanos de sílabas presuntas que fueron dictadas algún dìa en las salas azules de algunos segundos vividos a lo tonto.Hace tiempo aprendí a malgastar mis sueños en palabras ajenas, que me brindan galaxias engastadas en sistemas de estrellas apagadas; ya lo dijo Quevedo:que no llames a la vida, no responde; para morir nacimos como el agua del arroyo que mana sin saberlo hacia el delta final que le besa de sales y sirenas imposibles. Y si no fue Quevedo, debio de ser algún otro poeta de pie quebrado, pelos de centeno al rojo vivo y voz clavada de arpones y esclavinas.Dichoso el árbol que es apenas sensitivo y más la piedra dura porque esa ya no siente...sigue la noche y su silencio partido entre las olas que lamen el rimero de arena de mi playa serena ya de siglos y de ausencias,es decir, callada ya y sin pretensiones.

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